Un acuerdo que no resuelve, solo pospone el problema

Isaías Chanona Hernández

En el complicado terreno de la política internacional, México enfrenta nuevamente la presión de Estados Unidos (EEUU), ahora bajo el mando de Donald Trump desde el pasado 20 de enero. Ante esta situación, la presidenta Claudia Sheinbaum ha simulado manejar el problema con una estrategia que, lejos de ofrecer una solución real, solo aplaza lo inevitable. En este contexto, bien podríamos aplicar el título de la novela de Gabriel García Márquez: Crónica de una muerte anunciada, porque en política el tiempo no favorece a quien lo despilfarra.

El reciente acuerdo entre Sheinbaum y Trump, que pospone por un mes el incremento de aranceles a los productos mexicanos, ha sido presentado como un logro. Sin embargo, si lo analizamos con mayor profundidad, se trata de un parche temporal que tiene un alto costo para el país. A cambio de esta prórroga, México se comprometió a desplegar 10 mil elementos del ejército para reforzar la frontera y frenar la migración hacia EEUU. Aunque muchos celebran este convenio, en realidad evidencia una falta de visión estratégica: movilizar una cantidad tan significativa de tropas compromete la seguridad interna del país, especialmente en un momento en el que México atraviesa una de sus peores crisis de violencia. La seguridad nacional no puede manejarse como un tablero de ajedrez, donde se mueven piezas de un lado a otro sin atender los problemas estructurales de fondo.

Mientras Sheinbaum busca calmar a Trump, el país sigue sumido en una crisis económica y social que no parece tener una salida a corto plazo. Aquí es donde entra en juego la ausencia de un verdadero plan económico. Desde hace años, el Movimiento Antorchista ha planteado cuatro propuestas clave para sacar a México del atraso, soluciones que no son utópicas, sino prácticas y viables:

1) Creación de empleos para todos los mexicanos en edad productiva. Más de la mitad de los trabajadores se encuentran en el sector informal, lo que demuestra la urgencia de generar fuentes de empleo formales y bien remuneradas.
2) Elevación de los salarios. Millones de familias no pueden cubrir sus necesidades básicas debido a los bajos ingresos. Un salario digno es fundamental para mejorar la calidad de vida y reducir la pobreza.
3) Política fiscal equitativa. Es necesario que quienes más tienen contribuyan de manera justa. Actualmente, el 10% más rico de México paga un porcentaje de impuestos muy bajo en comparación con otros países, representando solo el 19.5% del PIB.
4) Reorientación del gasto público. La inversión en infraestructura clave—agua potable, energía eléctrica, drenaje, salud y educación—no solo mejoraría las condiciones de vida de los mexicanos, sino que también impulsaría el desarrollo del país.

El gobierno de Morena ha demostrado que no tiene interés en implementar estrategias que fortalezcan la economía nacional. En lugar de construir soluciones de fondo, solo se enfoca en postergar lo que tarde o temprano será inevitable. Aplaudir la prórroga de los aranceles es celebrar una ilusión; el verdadero logro sería la eliminación definitiva de estos impuestos o, mejor aún, una economía fuerte y autosuficiente que pueda competir con potencias como China.

México no necesita acuerdos temporales ni medidas superficiales. Necesita líderes con la capacidad y el valor para enfrentar los desafíos estructurales del país, así como una visión de largo plazo que permita ejecutar soluciones permanentes. Hasta ahora, el Movimiento Antorchista ha demostrado que puede hacerlo. Lo que falta es que el pueblo mexicano se organice y apoye este proyecto, un proyecto que desde hace años está listo para asumir la responsabilidad de transformar el país. Mientras tanto, el tiempo sigue avanzando y los problemas continúan sin resolverse.

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