Bernardino Vazquez Mazatzi
Escritor y Periodista
No me gusta estar en modo fatalista, pero el mundo no ayuda. Si bien es cierto que hay mucho por qué agradecer y que también se avecinan días esplendorosos para algunos, a veces parece que lo malo se impone a los buenos deseos y buenas acciones. Hay nubarrones en lo mundial, nacional y estatal.
La llegada al poder del magnate Donald Trump preocupa seriamente al mundo y sus declaraciones y acciones irracionales, protagónicas y amenazantes ponen en alto riesgo la estabilidad política y económica de América Latina, pero, sobre todo, amenazan la estabilidad global ya de por sí frágil por los conflictos armados en Oriente Medio, Asia Pacífico y Rusia y Ucrania.
Algunos creen que el “lengua suelta” multimillonario y próximo presidente de la Unión Americana sólo alardea, provoca, confronta, inquieta pero que, en la realidad, tiene pocas posibilidades de hacer realidad sus amenazas como la de convertir a Canadá en un estado más de su país, la de comprar Groenlandia, cambiar el nombre al Golfo de México; es poco probable ese escenario, pero ha logrado que algunos mandatarios se enganchen en la provocación.
Los analistas internaciones ven con preocupación la advertencia de recuperar el Canal de Panamá pues ya en 1989 Estados Unidos invadió Panamá para capturar a su entonces dictador, General Manuel Antonio Noriega al que capturó en su misma capital y llevó a la corte en Washington. En términos militares, invasivos, genocidas, hay que creerle al vecino.
Preocupa, mucho y a muchos, el tema de la ya permanente inseguridad en México y la certeza, cada vez más generalizada, de la complicidad de las instituciones policiacas con la delincuencia organizada. No podría explicarse la impunidad, el nivel de violencia, la limitada respuesta institucional, la expansión de esos grupos y la cifra de muertos y desaparecidos sin la participación de los gobiernos federal, estatal y municipal en los actos de los cárteles y lo peor, en las ganancias millonarias que generan.
Definitivamente, la política de abrazos y no balazos del pasado régimen fue un fracaso. O fue un regalo a los líderes de la mafia. O un distractor aumentado por las acciones asistencialistas del partido en el poder. O el reacomodo de las fuerzas que involucraron a importantes personajes de la política metidos hasta el tuétano en los cárteles. O todo junto. El resultado está a la vista y es el cáncer sin cura posible o visible a corto plazo.
En lo estatal, no sorprende el crecimiento de la violencia pues, aunque a veces o a algunos se les olvida, Tlaxcala sí existe y forma parte del territorio nacional y, por lo tanto, no escapa al incremento de este mal. Lo que no se agradece y se rechaza, critica y reprocha es la terca versión de que este es el estado más seguro del país. Las cifras dicen una cosa, pero la realidad dice otra. Las cifras están felices y segura, los tlaxcaltecas, no.
No estaría por demás una dosis de humildad, un poco de autocrítica oficial para reconocer que la delincuencia gana terreno, que a veces las autoridades se ven rebasadas y que en algunos puntos la política de seguridad ha fallado. Esa es la realidad o cuando menos la percepción social. Habría que componer ese discurso y esa realidad. En este asunto, en nuestro estado, tampoco se ve una luz cercana o una estrategia que modifique ese como destino para nuestro pueblo.
Y lo municipal, dicen los que saben, que la luna de miel con los ayuntamientos, y específicamente con los presidentes y con las alcaldesas, terminó. Los fatídicos 100 días han pasado sin pena ni gloria para la inmensa mayoría de los municipios y ahora ya no hay pretextos para culpar a las pasadas administraciones de la falta de resultados.
Lo preocupante es que por lo que se ve, no todos los 60 presidentes y presidentas van a terminar sus tres años de gobierno. En muchos municipios se aprecian focos amarillos que advierten de administraciones fallidas por la inexperiencia, necedad, ignorancia, arrogancia y prepotencia del titular. Muchos enfrentan imposiciones y pagos de facturas, cumplimiento de compromisos y nepotismos que son un lastre para la autoridad que los harán naufragar.
Los analistas observan con atención lo que ocurre en varios municipios que a estas alturas del compromiso ya expusieron sus limitaciones y riesgos. Y es que hay alcaldes, como en el caso de Teolocholco no hay forma de ayudarlos y creo que tampoco hay ganas de ello. Algunas damas investidas como alcaldesas simplemente no le encuentran el modo a eso de domar al tigre que en mala hora ganaron en la rifa electoral.
Como quiera que sea, y sin ánimos de amargarle el día o los alimentos a la gente, el panorama de este 2025 no es muy bueno… no lo es a pesar de los brindis, los abrazos y los buenos deseos recientemente ofrecidos como ofertas de campaña…