Redacción
La presidenta de la Mesa Directiva, Ana Lilia Rivera Rivera, encabezó la ceremonia solemne para develar, en el Muro de Honor del Senado, la leyenda “Xicohténcatl Axayacatzin, guerrero tlaxcalteca indómito”, como un símbolo de la resistencia y la dignidad de los pueblos indígenas.
Dijo que, con este acto, se honra y revindica la memoria de este guerrero, cuya figura “es monumental” en la historia de la nación mexicana, porque en los albores de la conquista se erigió como “un líder indomable, que enfrentó la adversidad con una determinación a prueba de cualquier juicio”.
La senadora recordó que no sólo fue un guerrero valiente, sino un astuto estratega que defendió con fervor la tierra que amaba, pues en cada batalla y decisión llevaba consigo el peso de la responsabilidad de preservar la libertad, la dignidad de su pueblo, pero sobre todo la de hombres libres.
“Su legado nos recuerda que la lucha por la justicia y la libertad es inherente a nuestra entidad. Traemos su memoria a los muros de este recinto parlamentario, como símbolo de unidad nacional”, expresó.
La legisladora indicó que esta inscripción contribuye a abrir el diálogo histórico sobre los tlaxcaltecas, permitiéndoles trascender de “estereotipos simplistas”, para abordar la complejidad de sus decisiones en un contexto cultural y político único.
Al inscribir su nombre, agregó, revindicamos no sólo a un héroe, sino a toda nuestra cultura y a toda nuestra raza, “hoy con Xicohténcatl Axayacatzin se está plasmando el nombre de Tlaxcala”.
Señaló que al tlaxcalteca, cuya alianza con los españoles se le interpreta bajo una visión hegemónica y unilateral, pero es alianza, en realidad fue un pacto pragmático y estratégico para librarse del dominio Azteca, cuyo poderío amenazaba la autonomía y el desarrollo de muchos pueblos.
La reivindicación tlaxcalteca, precisó, radica en reconocer la complejidad de su papel en la conquista y entender que su colaboración fue motivada por causas multifactoriales, incluidas la supervivencia y la lucha contra una dominación inminente.
“Despojarles del estigma de traidores a toda nuestra raza, implica apreciar las circunstancias históricas y reconocer sus aportaciones a la configuración del México actual”, expuso.
Frente a la llegada de los españoles, apuntó, el guerrero tlaxcalteca ya sospechaba que la religión, costumbres y civilización estaban gravemente amenazados, contrario a lo que cuenta la historia dominante
Por ello, indicó, la figura y nombre del guerrero debe instaurarse como símbolo de resistencia y orgullo indígena en toda la historia de México, ya que su valentía y liderazgo durante un periodo crucial de cambio y conflicto dejaron huella perdurable en la memoria colectiva, recordándonos la importancia de preservar y respetar las diversas culturas de los pueblos originarios.
Al hacerlo, no sólo se rinde tributo a este gran representante, sino que significa y visibiliza el valor y la importancia de la participación de este y de todos los pueblos indígenas en la consolidación de la nación mexicana, puntualizó.
En tribuna, la senadora del PRI, Beatriz Paredes Rangel, manifestó su beneplácito por ser tlaxcalteca, porque pertenecer a este estado, dijo, es tener una identidad profunda, con dignidad y orgullo.
También, destacó el hecho de que el Senado sea el que proyecte de otra forma la visión de la historia en la que los tlaxcaltecas contribuyeron a la construcción del país, no como traidores, sino como arquitectos y coparticipes de una identidad de engrandecimiento y decoro.
“Esa visión de orgullo y dignidad, es la que deseamos que proyecte nuestro país en el concierto de las naciones”, afirmó.
Por su parte, Citlalli Xochitiotzin Ortega, presidenta de la fundación Xochitiotzin, afirmó que el joven guerrero de Tlaxcala es ejemplo de superación, de entrega en la defensa de su pueblo e inspiración en el nacimiento de una nueva conciencia de dignidad para México.
En el Pleno del Senado de la República también fue expuesto el busto del guerrero tlaxcalteca Xicohténcatl Axayacatzin, el cual fue creado por el escultor Tizoc Ramos Hernández.
