Violencia política

Bernardino Vazquez Mazatzi

Escritor y Periodista

Pese al discurso triunfalista y a las promesas vanas de todos los gobiernos, la violencia hacia la mujer sigue siendo una de las más aberrantes manifestaciones de la ignorancia y la brutalidad humana. Y cuando hablo de violencia hacia el sector femenino, no únicamente exhibo a la figura del hombre ni el fenómeno del machismo como su origen. Insisto: la violencia no es cuestión de género pues viene de ambos, hombre y mujer.

En días recientes, por medio de las redes sociales y teniendo como origen una “influencer” se difundió una serie de mensajes de abierta agresión hacia las candidatas a la presidencia de la república, Bertha Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum Pardo. Esas imágenes y sonidos no buscaban hacer una crítica a la imagen y discurso de las políticas, sino ridiculizarlas, humillarlas, exhibirlas por reales o supuestos errores o defectos.

El mensaje era agresivo, violento, tendencioso y buscaba agraviar a las destinatarias. Y no hubo quien frenara esa andanada de improperios y muestras de desprecio hacia las mujeres en general pues al denigrar a una, se agravia a muchas. Desde la impunidad una anónima mujer tuvo el poder para “opinar” respecto a la imagen, proyecto, discurso, ideología y filosofía de dos féminas que quiérase o no, dan la cara por el sector femenino y son referente a nivel continental y son el comentario y análisis de café y de grandes intelectuales.

Personalmente puedo no estar de acuerdo en su proyecto de gobierno, quizá su discurso y menaje merezca mi desinterés u opinión negativa y hasta se puede dar que mi apreciación sea contraria a sus intereses genuinos y a sus derechos políticos, pero eso no me da derecho a agredirlas ni me otorga libertad para ofenderlas por sus reales o supuestos errores o defectos si los tuvieran. Y más será criticable que sea desde la cobarde impunidad desde donde surjan, si difundan y proliferen esos mensajes misóginos, machistas o hembristas.

Duele reconocer y aceptar que las redes sociales, en estos momentos, están inundadas de menajes y frases que buscan agredir y agraviar a las mujeres que valientemente alzan la voz para hacerse presentes y levantan la mano para aportar su capacidad e inteligencia en beneficio de su pueblo. No es aceptable que desde la oscuridad, hombres y mujeres cobardes se refieran a ellas de forma grotesca y violenta demostrando ignorancia y frustración.

En Tlaxcala tenemos la muestra de cómo ocultos personajes agreden a la gobernadora Lorena Cuellar Cisneros, a diputadas, presidentas municipales, síndicas, presidentas de comunidad y regidoras sabedores de que atrás de una página o de un perfil falso alcanzan el anonimato cobarde. Tal vez no estoy de acuerdo con sus decisiones o formas de hacer las cosas, y puedo y debo opinar con educación, con bases, con argumentos, con conocimiento sin que ello conlleve un asomo de violencia o agresión. Puedo estar equivocado o tener toda la razón, pero mis expresiones y libertades tienen que llevar de la mano el respeto y la educación.

Vienen elecciones en Tlaxcala y los partidos políticos van a proponer como candidatas a muchas mujeres y es urgente e impostergable generar un clima sin agresiones ni violencia para las mujeres en torno al ambiente político. No se puede hablar de libertad si el género condiciona la posibilidad o pertinencia de participar. No hay igualdad democrática si se permite que desde los partidos políticos y por medio de los contrincantes políticos se agravia, agrede, ofende, violenta y minimiza a la mujer que tiene todo el derecho de ser votada.

Vienen las elecciones en Tlaxcala y por desgracia se anticipa un clima adverso en esta materia pues no hay forma de frenar los ataques de las mujeres hacia las mujeres. Habremos de ver desde las redes sociales acusaciones falsas, mensajes intimidatorios, acusaciones absurdas, historias inventadas y pasados tenebrosos de las mujeres por atreverse a participar, por levantar la voz para hacerse presentes y por levantar la mano para sumar su inteligencia y capacidades en bien de su gente.

La lucha en contra de la violencia hacia la mujer y las instituciones, presupuestos, proyectos y discursos creados bajo su sombra son letra muerta si no se garantiza la libertad de participación y su intervención libre de agresiones y ataques impunes y anónimos de hombres y mujeres.

No es pesimismo, pero esa forma de violencia tendrá un lugar muy importante en el próximo proceso electoral que tendrá, como siempre, víctimas y como siempre, serán las mujeres.

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