¿De qué depende la independencia de una nación?: Senadora Ana Lilia Rivera Rivera

Redacción

La Vicepresidenta del Senado Mexicano expresó en el estudio de caso de la serie 𝐁𝐚𝐣𝐨 𝐥𝐚 𝐌𝐢𝐫𝐚: 𝐄𝐥 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐫𝐨𝐥 𝐜𝐨𝐫𝐩𝐨𝐫𝐚𝐭𝐢𝐯𝐨 𝐬𝐨𝐛𝐫𝐞 𝐥𝐨𝐬 𝐬𝐢𝐬𝐭𝐞𝐦𝐚𝐬 𝐚𝐥𝐢𝐦𝐞𝐧𝐭𝐚𝐫𝐢𝐨𝐬 𝐞𝐧 𝐌𝐞́𝐱𝐢𝐜𝐨, que la independencia, la libertad y la soberanía de una nación depende de la producción de comida, energía y dinero. Quien controla la comida controla a la gente, quien controla la energía controla al gobierno y quien controla el dinero controla al mundo.

También explicó que durante los últimos 36 años, México entregó su soberanía alimentaria a intereses corporativos, es decir, a los grandes monopolios agroalimentarios que hoy solo buscan patentar nuestras semillas nativas y modificarlas genéticamente para obtener beneficios económicos a expensas de la salud humana. “Hay una lista de cabilderos con presencia en nuestras cámaras, que monitorean iniciativas que afectan sus intereses sin regulación. Estos cabilderos son un eslabón bien articulado de protección y defensa de intereses empresariales, que además cuenta con el control de medios de comunicación, científicos de universidades con prestigio nacional e internacional y grupos económicos en México que son sus aliados y socios”. Expresó

La legisladora tlaxcalteca, mencionó que se disfrazan de productores mexicanos pobres y se hacen acompañar de columnistas y científicos pagados, solo para mostrar que son mayorías, cuando en realidad son minorías; y que su único objetivo es frenar las leyes y reformas que desmantelan el jugoso negocio económico que han mantenido durante muchos años en México y que sólo ha beneficiado a unos cuantos empresarios voraces.

“Lo que realmente les interesa a las empresas trasnacionales es el control de la comida, de las semillas y de los insumos, por eso se disfrazan de benefactoras, pero solo buscan lucrar con la población y aumentar sus ganancias económicas”, indicó Ana Lilia Rivera

La Senadora expresó que el estudio #BajoLaMira busca evidenciar las prácticas y vehículos de poder que permiten a entidades corporativas controlar los sistemas alimentarios en México, y que entorpecen las regulaciones en materia de agrotóxicos como el glifosato y el uso de maíz transgénico en nuestro país, solo para beneficiar a unos cuantos a expensas de la salud humana y el medio ambiente.
Así mismo comentó que como Senadora de la República y defensora de los derechos humanos, propuso la Regulación progresiva de plaguicidas altamente tóxicos para la salud y el medio ambiente, su prioridad es garantizar la salud y bienestar del pueblo de México; por eso, al mismo tiempo impulsó la regulación de Bioinsumos en México, a fin de que podamos encontrar alternativas para sustituir de manera progresiva los plaguicidas tóxicos y en algún momento con prácticas agroalimentarias sustentables erradicar por completo el uso de sustancias tan dañinas como el glifosato.

Recalcó que también impulsa la Ley General de Alimentación Adecuada y sostenible en México, porque es importante que la población tenga la información necesaria para poder decidir qué comer y exigir políticas públicas que ayuden a propiciar una Alimentación adecuada para las y los mexicanos.

Explicó que este ha sido el objetivo de la Campaña Nacional Sin Maíz no hay País, con la que logró crear una Ley de vanguardia que hoy es uno de los instrumentos legales y jurídicos nos permite como nación, defender nuestra semilla madre de los intereses y monopolios agroalimentarios, en tribunales internacionales.

“Nuestra demanda no es económica, no queremos dinero, sería impagable la contaminación de los maíces mexicanos. Lo que queremos es que los jueces prohíban sembrar maíces genéticamente modificados en el centro de origen que es nuestro país.” Mi lucha es y siempre será para defender la salud y soberanía alimentaria del pueblo de México. Finalizó.

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