La Constitución y el sistema educativo en Tlaxcala
Bernardino Vazquez Mazatzi
Escritor y Periodista
Es digno de aplauso y reconocimiento el esfuerzo de las autoridades educativas de Tlaxcala que buscan crear conciencia en los estudiantes de todos los niveles, mediante acciones que los lleven al conocimiento y análisis de la Constitución General de la República. Por diversos medios, los directivos y profesores inducen a los alumnos a conocer los preceptos de la carta magna no sólo para tener claro cuáles son sus derechos, sino también sus obligaciones y limitaciones dentro de una sociedad democrática y libre y, al mismo tiempo, aportar ideas y argumentos que mejoren la vida de los mexicanos.
En estos tiempos lo que le hace falta al país son ciudadanos conscientes, no entes sumisos, ni fanáticos, ni individuos carentes de iniciativa; en esta nación no es aceptable un pueblo callado ni auto censurado o auto marginado. El conocimiento del documento supremo que nos rige como sociedad abre la posibilidad de participación libre y responsable, brinda oportunidades, da igualdad, protege, da derechos y obliga, reconoce y limita, pero es necesario conocer qué sí y qué no y por qué.
A través de conferencias impartidas en las aulas, certámenes de oratoria o concursos de ensayos y hasta lectura en voz alta con temas relativos a la Constitución, el sistema educativo de Tlaxcala busca que los estudiantes tengan claro que como individuos tienen leyes que los protegen y que al mismo tiempo las hay que limitan esa libertad sólo coartada por la responsabilidad y el respeto al derecho ajeno.
Es plausible encontrar en estudiantes de nivel secundaria un alto nivel de conocimiento y entendimiento respecto a los artículos que contiene la carta magna y lo es más aún, que los muchachos y alumnas tengan propuestas para modificar aquellas leyes que no los favorecen o que les impiden su realización como ciudadanos del futuro o cultura actual.
Con la participación decidida de los jóvenes, con la intervención consciente y clara de los estudiantes, se socializa el conocimiento y se abre la norma al debate, se enseña a proponer desde la crítica y se impulsa la participación desde el dialogo y la exposición respetuosa del punto de vista diferente. Así es como debiera enseñarse en el aula y este debiera ser el resultado de la enseñanza en todos los ámbitos y aspectos de la cátedra.
Los estudiantes, desde el sexto año de primaria en adelante, tienen perfectamente claro qué es lo que quieren, exigen los espacios para expresar sus ideas, tienen anhelos de exponer en libertad sus conceptos de sociedad en la que viven y buscan los espacios y auditorios para ser escuchados, pero no siempre encuentran la atención, el tiempo ni quién los comprenda, apoye o impulse. Darles oportunidad de manifestarse mediante la palabra hablada o escrita es la mejor forma de enseñar y de conocer los alcances y resultados del sistema educativo nacional que sigue fallando y que desdeña la madurez y capacidad de propuesta de los estudiantes.
Así, en la zona 02 de telesecundarias, por mencionar sólo un caso, en días pasados, en el plantel de La Reforma, municipio de Españita, se llevó a cabo un certamen de oratoria con el tema del primer centenario de la Constitución General de la República en que se dieron enormes y gratas sorpresas al encontrar un amplísimo conocimiento del documento supremo de México entre los alumnos. En el desarrollo de su ponencia, no sólo se tuvo la oportunidad de observar hasta qué punto los muchachos tienen conocimiento de la Constitución, sino de saber cuál es la propuesta de la juventud de nuestros tiempos.
A las autoridades educativas de Tlaxcala, a los directivos y a los maestros, incluso hasta los padres de familia, hay mucho qué criticarles, sin duda, pero también hay mucho qué reconocerles cuando hay aciertos de este nivel de transcendencia y hay que aplaudir la decisión de quien o quienes idearon y desarrollaron este encuentro que viene a contribuir enormemente a la formación consciente, madura, informada, socializada, plena y solidaria de los estudiantes.
Insisto, esta es la forma de conocer los avances y carencias en la materia; así es como debemos tratar a los estudiantes: como seres activos, libres, participativos, no como seres que sólo deben escuchar sin opinar. Estoy plenamente seguro de que así como tuvieron en esa fecha la capacidad para conocer, investigar y exponer un tema al que además le hicieron propuestas, en todos los aspectos de la enseñanza tienen mucho que aportar y, sin duda alguna, tienen mucho que enseñarnos a quienes desde la arrogancia creemos que a esta edad sólo tienen que absorber lo que se les dice y se les atiborra de ideas, datos, cifras y nombres que quizá no les sean útiles si no encuentran la forma de ponerlas al servicio de la sociedad.
Una reforma educativa, que no se ha dado en México a pesar del discurso, debe tener como eje fundamental, principio y fin, origen y objetivo, el hacer a los estudiantes seres participativos; se les debe escuchar y abrir y ofrecer los espacios para expresarse. Se les debe tomar en cuenta sus propuestas… se les debe tratar como lo que son: seres propositivos e inteligentes, no rehenes de los dizque maestros disidentes y de los funcionarios corruptos.