Bernardino Vazquez Mazatzi
Escritor y Periodista
Los informes municipales que dan cuenta de cien días de administración son, por decir lo menos, un despropósito. Son ejercicios completamente innecesarios y en algunos casos, exhiben la ausencia de un proyecto de gobierno o el uso y abuso de los programas del ejecutivo estatal.
Las y los alcaldes poco tuvieron que enumerar como logros propios, gestiones de su administración o triunfos alcanzados gracias a su gestión o producto de los ingresos propios. El acto fue, en términos generales y de forma generalizada, demagogia, rollo, choro y hasta un catálogo de buenas intenciones pues hubo autoridades que se dieron el lujo de prometer obras futuras, como si estuvieran en campaña, ni siquiera entendieron que era informe y no una exposición de anhelos.
Y no tuvieron qué decir o qué informar simplemente porque han hecho poco, o nada, en cerca de tres meses. De lo que hablaron se refiere a los programas del gobierno del estado referentes acciones del DIF, de la defensa de la mujer y la niñez, de bacheo o acciones del sector salud, pero, todos emanados o provenientes de la ayuda que brinda a los municipios la mandataria estatal, Lorena Cuéllar Cisneros.
Presumieron eficiencia y eficacia en la atención a la sociedad como si eso fuera un regalo para la población y no una obligación institucional y hasta en esto no hay certeza pues los nuevos funcionarios que no son otra cosa que empleados del pueblo se sienten inalcanzables y hasta se atreven a despreciar a quienes acuden a las oficinas del pueblo por cualquier asunto.
No, no hay mucho o no hay nada qué informar. No lo hay porque no hay dinero ya que los presidentes anteriores dejaron quebrado al municipio. Hay alcaldías que fueron saqueadas de manera asquerosa y los alcaldes dejaron un hueco del tamaño de los baches que hay en todos los municipios y que son imposibles de tapar. Y hay impunidad… muchos presidentes tienen una cola enorme para pisarles, pero no les van a hacer nada porque, o ya se purificaron o son moneda de cambio, arreglos políticos, pues.
En este arrogante acto y presunto informe no hubo autocritica. Todo es perfecto en el municipio: todo es terso, hay eficiencia total, atención envidiable, respuesta inmediata; cero quejas, nulos reclamos, el mundo es color azul y rosa en el territorio ausente de delincuencia y de improbable falta de servicios de limpia, de alumbrado y de seguridad.
Los ciudadanos tienen otros datos. La percepción generalizada de los críticos objetivos y sin sesgos políticos es diferente y mucho más realista. Sin el velo de la adulación, sin los vicios de la lambisconería y sin necesidad de quedar bien con nadie, los ciudadanos opinan que los cien días de los que hablan los y las alcaldes han sido de caos y de pésimos o cuando menos, nulos resultados.
Pero igualmente hablan de un futuro inmediato peor. Los aumentos a las tarifas y los cobros por derechos y servicios en los municipios, ya anunciados pero ignorados por la población, van a poner a prueba la tolerancia o paciencia de quienes los llevaron al poder… la luna de miel ya terminó y la relación con el gobierno se va a poner difícil.
A la gente no le está cayendo bien eso de que en la administración municipal estén los mismos, del partido ganador o de otros, pero siempre los mismos. La inexperiencia de los directores, llegados al puesto por recomendación o por cubrir cuotas políticas, va a tener que dar resultados negativos más pronto que tarde. La complicidad o silencio cómplice de los regidores también va a pagar factura en el año que viene. Y efectivamente, estos integrantes del cuerpo colegiado no cumplen su obligación y fallan a la expectativa del pueblo.
Los analistas o conocedores de la administración municipal prevén días difíciles para los municipios y dicen que no ven a todos los presidentes y presidentas llegar a cumplir sus tres años. Incluso hay quienes se atreven a marcar con focos rojos algunos ayuntamientos en donde la autoridad no sabe no qué día vive.