El animal político

Por: Joel Flores Bonilla

 

Cuando cumplí 18 años, me emocionó el hecho de tener la mayoría de edad para tramitar la credencial que te acredita como una persona adulta, cuyo primer deber cívico como ciudadano mexicano sería la de votar en las elecciones por una persona, que más o menos te represente, además de estampar oficialmente tu firma que vas a utilizar para todos tus tramites que serán inimaginables durante toda tu vida, eso, y esperar verse decente en tu foto para presumir la INE.

A muchos adultos jóvenes, poco o nada les interesa la política y menos hablar de ella, o al menos prefieren platicar de otras cosas, o seguir de largo con las publicaciones de Facebook o de Instagram. A la política la ven como las matemáticas, saben que de algo sirve pero no entienden bien para que, por lo que si no le ven utilidad, beneficio o provecho, será omitido cualquier tema de esta índole.

Pues, déjenme decirles, que la política, la practicamos a diario, como también de manera natural tenemos que usar los números para casi todas las actividades que realizamos de manera cotidiana, o habrá quienes estén exentos de hacer cuentas con el dinero, obtener los descuentos de una promoción, saber la hora o simplemente medir las reacciones que tienen las imágenes que compartimos a diario para estimar que tanta aceptación tenemos de los demás.

Pero, ¿Cómo es que de manera inconsciente o consciente ponemos en práctica la política?, bueno, pues de inicio la política es el arte de lo posible, lo que significa que sin la política no podríamos ponernos de acuerdo las personas en hacer o no tal cosa, o tomar una decisión por encima de otra, a menos de que se trate de los padres o la pareja que diga lo que se tenga que hacer según su voluntad, sin posibilidad de defender con un argumento nuestro punto de vista.

Hace miles de años, cuando iniciaba el proceso de civilización, nuestros antepasados arreglaban sus problemas con una declaración de guerra o una invasión, para determinar a quién le pertenecía el terreno, el agua o cualquier otro recurso, es más, quién no ha leído esa historia del quijadazo que le propinó Caín a su hermano Abel, con lo que acabó con un cuarto de la población, si hablando se entiende la gente, total si el planeta en ese entonces era muy basto, dicen.

La política, no solo la hacen los políticos o los partidos políticos, también nos sirve para exigir derechos humanos y animales, de los recursos naturales y hasta inmateriales y culturales. Por lo que cada quién puede ajustarse a una causa o incluso crearla y convertirse en su promotor. Como se pueden dar cuenta, somos un animal político o zoon politikón, porque creamos una sociedad en la que se pueda vivir medianamente civilizados en ciudades (polis en griego).

Pero, cuidado, que la palabra es fuente de malentendidos, ya sea porqué está mal expresada, mal percibida o ambas.

Hasta la próxima.

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